Alguna vez, todos pasarán por lo mismo, casi sin advertirlo.
Llegará el momento de alejarnos de un equipo, para hacer jornadas más
tranquilas y solitarias. El periodismo, no
se abandona nunca. Seguimos viviendo la pasión de las noticias con otras
improntas, en otros espacios, ‘hasta que la muerte nos separe’. Y como si fuera un juramento frente al altar,
nos llenamos de pasión y vivimos cada acontecimiento, como propio.
Dejamos de lado muchas veces nuestra propia vida, para
escribir sobre la vida de los otros y aunque parezca demasiado, entre colegas
entendemos que el periodismo es más que una profesión y más que una vocación. Es
mística, compromiso, dedicación una
búsqueda constante de la verdad y una íntima y permanente lucha por la libertad
de expresión.
En un día tan particular como este, en el que buscamos las mejores palabras para
el homenaje, amerita agradecer a los que forjaron las páginas de nuestra patria
con sus crónicas, con sus imágenes, con
sus relatos, con sus testimonios, con sus reportajes y con su entrega.
Aquí, desde Mariano Moreno, pasando por Juan Crisóstomo
Lafinur, por Rodolfo Walsh y cada uno de los que son paradigmas de nuestra
historia, nuestro agradecimiento simple pero profundo, sin límites ni
distancias.
Y a mis colegas, con quienes me fortalecí desde todos los
ámbitos y rincones, estas íntimas palabras, como ofrenda desde mis años de amor
por el periodismo.
Sirvan ellas para que se aferren y reproduzcan como una
hiedra, en el corazón de los más sensibles y para fortalecer una de las más
apasionantes y peligrosas profesiones de estos tiempos, impredecibles y vertiginosos.
San Luis, ARGENTINA Junio 4 de 2012
Alma
de periodista
Recordar mi vida en un instante
Detener en mí, las voces y palabras,
Abrir micrófonos callados,
Releer diarios opacados por el tiempo.
Esto, no es un desafío,
Es un detenerse en el camino,
Repasar los tiempos idos
Y hacer un balance positivo.
Así como todo cambia,
Uno evoluciona, o se queda…
Y la experiencia lleva
A Dios, un
agradecimiento.
Transité de escenarios, a pinceles,
De la docencia, a la televisión,
Del diario, a la pecera de la radio
Y a compartir con mucha gente mis jornadas.
Con orgullo cuento intimidades,
Porque pasé del grabador a pilas
Y la Olivetti legendaria e infalible,
Al MP4, la impresora y la PC.
De las notas en fotocopiadoras,
Abrochadas en una sola esquina,
A los blogs, twitter, celulares
Y a algunas mentes dispersas y alocadas.
Conocí diversas latitudes,
Gente importante, artistas y escritores,
Testimonios urbanos y rurales,
Discursos eternos, frases breves.
Aprendí a distinguir gente admirable
Y a personajes pasajeros sin estirpe,
A realizar pocas preguntas justas
Y a escuchar para aprender de todos.
Realicé notas a políticos
A presidentes y muchos candidatos
A deportistas famosos y empresarios
A mis queridos huarpes y ranqueles.
Investigué sobre
temas muy actuales
Y actualicé mi profesión en seminarios,
Me acerqué a las fotos digitales
Y encontré otras formas de expresarme.
Única vida mía, en doce estrofas
Y en el medio, mi tiempo cotidiano,
Con dicotomías,
como todos.
Buscando solamente simples logros.
Hoy, muy cerca de la despedida,
Soy feliz por mi deber cumplido,
Sin esperar elogios, ni aplausos,
Porque sé lo que soy y eso, es bastante.
Foto: última imagen de esta periodista con María Kodama, a quien aprecio y admiro, antes de su disertación en San Luis. Abordó el tema ‘Borges y los Libros’. Fue el 30 de Mayo de 2012, en la Casa de las Culturas
Texto: María
Evelia Pérez Nicotra – Periodista, docente y escritora de San Luis-Argentina
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